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Ya casi ha pasado un año desde que decidí salir en Semana Santa con mi cámara Olympus y un solo objetivo, mi Zuiko 45 mm F1.8, que equivale a una lente de 90 mm en formato completo, a hacer fotos durante las procesiones de la Semana Santa logroñesa.

Es un simple ejercicio para cambiar un poco el chip, ya que gran parte de mi tiempo fotográfico lo dedico a la fotografía de Bodas, Comuniones y reportajes de tipo social así que de vez en cuando viene bien refrescar ideas y cambiar un poco la perspectiva y los motivos a fotografiar.

Siempre me ha gustado la fotografía callejera y retomar de vez en cuando esta afición es muy gratificante.

Trabajar con un solo objetivo implica el tener que pensar más para conseguir las tomas y sobre todo te obliga a moverte mucho para poder ajustar la fotografía final a la idea original que te ronda la cabeza.

No os doy más la tabarra y os dejo con un resumen de mi visión de la Semana Santa de 2017 en Logroño…